Precalentar el horno a 230°C (210°C con ventilador). En una fuente de horno poco profunda, combinar el sésamo molido, el parmesano y 1/4 de cucharadita de pimienta. Poner el huevo en otro plato para hornear poco profundo. Sazonar las rodajas de calabacín con pimienta. Trabajando por tandas, rebozar los calabacines pasando por el huevo y luego por la mezcla de sésamo molido y parmesano presionando para cubrirlos.
Calentar 2 sartenes grandes antiadherentes a fuego medio. Derretir 20 g de mantequilla y 1 cucharada de aceite en cada sartén. Añadir la mitad de los calabacines desmenuzados a cada sartén. Cocinar durante 2-3 minutos por cada lado o hasta que estén dorados y crujientes. Pasar los calabacines a un plato forrado con papel de cocina.
Mientras tanto, en una bandeja de horno grande y con borde, echa los tomates con 1 cucharada de aceite. Asar en el horno durante 8-10 minutos o hasta que los tomates se ablanden y empiecen a reventar. Pasar a un bol. Añade la cucharada de aceite restante y remueve para combinar, rompiendo algunos de los tomates con un tenedor para liberar sus jugos.
Precalentar la parrilla a fuego alto. Limpiar la bandeja de horno y añadir los calabacines. Coloca la mezcla de tomate sobre el calabacín y cubre con la mozzarella. Cocinar bajo el grill durante 1 minuto o hasta que el queso se derrita. Decorar con unos brotes frescos de rúcula.
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Eleva el calabacín a algo espectacular con esta versión vegetariana y crujiente de Schnitzel.