El vinagre de miel ecológico es 100% natural y se obtiene a partir la doble fermentación de agua y miel. En una primera fermentación alcohólica, lo que obtenemos es hidromiel o vino de miel. Al someter la hidromiel a una segunda fermentación acética, obtenemos el vinagre de miel.
El vinagre de miel es un producto muy antiguo, del que puedes obtener no solo sabores y aromas muy especiales, sino algunos beneficios para tu salud. El ácido acético, la base para cualquier tipo de vinagre, es el componente principal de este producto. Los microorganismos actúan sobre los azúcares de la miel (glucosa, fructosa, maltosa y sacarosa) que se descomponen. En este proceso intervienen dos fermentaciones: la alcohólica y la acética.
Este vinagre es una solución de ácido acético en agua, básicamente, aunque se conservan muchos componentes de la miel. La primera fermentación se produce al mezclarla con agua, y las levaduras dan origen al etanol. Posteriormente, las bacterias acéticas actúan sobre esta sustancia y la transforman en ácido acético. Al final del proceso es predominante el contenido de este último, junto a un pequeño porcentaje de alcohol etílico y de agua.
La doble fermentación a que se somete este líquido hace que desarrolle propiedades medicinales y usos culinarios realmente especiales. Este tipo de vinagre mantiene algunos de los aportes nutricionales de la miel, por lo que te brinda vitaminas, antioxidantes y minerales en abundancia. Es expectorante y tiene un efecto laxante suave. También facilita la digestión y la asimilación de nutrientes, por lo que es un buen reconstituyente para las personas convalecientes y los ancianos. Mejora el rendimiento de los atletas y los deportistas.
Si la primera bebida alcohólica fue el hidromiel, el primer vinagre, sin duda, debe de haber sido el derivado de la miel. En la antigua cultura egipcia se han encontrado inscripciones que datan de miles de años atrás, alusivas a este producto; prueban que fue el más antiguo utilizado por el hombre. La posca usada por los romanos era refrescante, pues se mezclaba agua y vinagre de miel. Otra bebida similar y de la misma época es el oximel, compuesta de miel, vinagre y agua.
Este vinagre puede utilizarse de varias maneras. Es perfecto para hacer marinadas de cordero o liebre y otras especies provenientes de la caza. Su contenido de bacterias y su grado de acidez contribuyen a ablandar las carnes y hacerlas además muy perfumadas. Las salsas sin duda ganan aroma cuando se elaboran con este ingrediente. En las vinagretas, aporta su color dorado y un sabor agridulce, por lo que realza el sabor de las ensaladas.
El vinagre de miel es un alimento con grandes propiedades culinarias y medicinales. Usarlo en tu cocina puede ser una decisión muy acertada: tendrás un aliado en tus recetas y para tu buena salud.
La miel es una materia prima de altísimo valor biológico. Sólo considerando el tipo de azúcares (glucosa y fructosa, principalmente) nos podemos dar cuenta de la gran superioridad del vinagre de miel en comparación con los elaborados de un solo fruto.
La calidad de un vinagre es directamente proporcional a la calidad de la materia prima y al proceso productivo. En algunos países, la única razón de la disminución en el uso de este producto no está en la calidad sino en el precio muy alto de la materia prima. Por ejemplo, si se comparan tres materias primas con las que se produce vinagre: la uva, la manzana y la miel, nos damos cuenta de que la miel cuesta al menos de 5 a 20 veces más. Se debe tener en cuenta que el precio está justificado por el altísimo valor biológico de la miel.
El hidromiel y el vinagre de miel constituyen las preparaciones fermentadas más antiguas de la humanidad: la primera, sobre la base de la fermentación alcohólica de mezclas de agua y miel, y la segunda, obtenida por fermentación acética.